El reino subterráneo es frágil, vulnerable, tiene una lenta evolución; por ello, cualquier degradación, intervención o actuación inadecuada provoca efectos irreversibles. Proteger una cueva supone conocer y apreciar sus valores; y ser responsable implica ser consciente de que una cueva relata una crónica cultura y natural que debemos proteger y preservar para las generaciones futuras.
Respetar el medio ambiente de las cuevas es respetar la vida. Una manera poco impactante de explorar o visitar una cueva puede hacerse:
1. Apreciando su belleza natural y sus valores arqueológicos y paleontológicos.
2. No dejando nada detrás, salvo las huellas de nuestras pisadas.
3. Usando técnicas de alumbrado respetuosas con el medio.
4. Manteniéndonos dentro de los senderos o caminos marcados.
5. Moviéndonos juntos por la cueva como un equipo capacitado con conocimientos suficientes.
6. No dañando el medio natural y minimizando el riesgo de accidentes en la cueva.
7. Progresando por la cueva con las técnicas que menos afecten al medio ambiente subterráneo.
8. Andando por las superficies más duras, minimizando así el impacto, incluso cuando estamos en la cueva para levantar la topografía.
9. Dejando el menor impacto en el karst y en otros tipos de terrenos que alberguen cuevas. Las cuevas y las zonas kársticas pueden mantener el desarrollo sostenible local.
10. Convirtiéndose en educadores y promotores de la protección y conservación de las cuevas y el karst.Fuente: Montañismo y exploración
domingo, 5 de septiembre de 2010
Decálogo del espeleólogo
La Federación Europea de Espeleología (FSE) y la Comisión Europea para la protección de cavidades (ECPC) propusieron el año pasado un decálogo que fuera sencillo de seguir y que fuera analizado por todos los espeleólogos europeos.
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